Cohen, Gaal D.
Al observar los múltiples rostros que ofrece la obra de Gaal Cohen, no resulta difícil considerar a este artista como un investigador de las diversas formas y de los variados rumbos que adquiere al desplegarse la aventura humana. Luces y sombras que, al conjugarse en su trabajo, nos entregan la visión de un hombre profundamente comprometido con un proyecto de vida inseparable de su actividad creativa.
Si bien la fotografía es en buena medida su herramienta predilecta, no es ésta, por sí sola, la clave de su búsqueda. La mirada de Gaal se detiene con minucia y mediante un depurado oficio en los seres y las cosas que atrapa con la cámara, pero no parece conformarse con ello; al contrario, su búsqueda apenas comienza ahí. Viene luego un dilatado trabajo en el laboratorio, una suerte de ars combinatoria que lleva a cabo con una sapiencia técnica que no excluye la generosidad apreciativa. Se interesa vitalmente en las obras de sus semejantes –pintores, escultores, grafiteros- y se sumerge en ellas para revelar sus componentes esenciales. Éstos, al entrar en juego con sus propias imágenes, nos entregan algo que está más allá del hallazgo fugaz: una obra nueva, una nueva posibilidad de contemplar y de elegir.
Nada de lo humano, con sus insondables miserias y sus altas bienaventuranzas, parece escapar a la mirada siempre alerta, a la curiosidad genuina de Gaal Cohen. Un artista en el que se reúnen, con felicidad, la pericia formal y la indispensable audacia.